Limitación de pagos en efectivo, ¿funcionará?

Oír decir al presidente Rajoy que el límite de uso de dinero en efectivo limita la emisión de facturas falsas y ver las caras de póquer que ponen los empresarios que le escuchan, algunos sin poder contener la risa, es algo muy significativo.

Con la entrada en vigor de la nueva ley, los españoles y las empresas españolas ya no pueden realizar pagos en efectivo que igualen o superen los 2.500 euros, salvo en ciertas situaciones excepcionales. Esta es una de las principales novedades de la ley contra el fraude fiscal que el Gobierno ha promovido, en un intento de poner coto a las prácticas de economía sumergida y elevar los ingresos tributarios en un momento de enorme dificultad para las cuentas públicas.

La regla afecta a las operaciones por un valor igual o superior a 2.500 euros, siempre que una de las partes sea empresario o profesional. La ley precisa tres excepciones: los intercambios entre particulares, los pagos e ingresos efectuados en los bancos y las compras realizadas por personas que, no siendo empresarios o profesionales, tienen domicilio fiscal fuera del país. En este último caso, pensado principalmente para los turistas, el importe máximo se eleva hasta los 15.000 euros.

El propósito de Hacienda es que las transacciones de bienes y servicios dejen un rastro que se pueda seguir, reduciendo la capacidad de acción de quienes mueven dinero negro y poniendo más difíciles prácticas evasivas bastante comunes, como el comercio de facturas falsas para defraudar el IVA.

En el supuesto de que Hacienda descubra una operación superior a 2.500 euros realizada al margen de la norma, las dos partes incurrirán en una infracción considerada grave y responderán solidariamente de una sanción equivalente al 25% del importe de la operación.

Hasta aquí, pase. Todo muy clarito y las cosas bien explicadas para que no haya dudas. Pero de repente empezamos a entrar en el surrealismo: La ley encierra un mecanismo que el Gobierno parece considerar el no va más en materia antifraude: el chivatazo. Así, el comprador o vendedor que dentro de los tres meses siguientes a una operación en metálico delate a la otra parte quedará exonerado de pagar la multa. El Fisco interpreta que los contribuyentes procurarán conducirse como marca la ley ante el riesgo de delación.

Nunca he sido partidario de dar pistas sobre el fraude y sus mecanismos pero, a veces, las cosas son tan obvias que nos acabamos preguntando si el Gobierno maneja en sus cálculos la hipótesis de que los españoles somos idiotas, con lo que sólo conseguirá cobrarles a los más bobos.

Cuando Hacienda sacó aquella famosa campaña “Hacienda somos todos” todavía estaba secándose la tinta en la imprenta cuando ya habían sacado carteles humorísticos con el eslogan “Hacienda somos tontos”.

El gobierno debiera tener muy claro, que para eso se supone que paga a asesores y consultores, que un defraudador es de todo, menos idiota. Al menos, por término general. Alguna excepción hay, pero son tan raros como los tréboles de cuatro hojas o la posibilidad de que te caiga un meteorito encima.

La realidad, al menos en este país, es que la limitación de uso de dinero en efectivo ni limita la emisión de facturas falsas, ni limita la economía sumergida ni nada que se le parezca. Incluso puede fomentar que muchas veces suceda lo contrario, porque los costes de tiempo, comisiones bancarias y demás obstáculos hacen más atractivo no facturar y pasar de todo.

¿Un ejemplo? Hacemos una obra en la casa del pueblo para poner un servicio en condiciones y así poder dejar de hacer nuestras necesidades en el patio y no tener que depender de la vieja regadera de la abuela para ducharnos. A poco que haya que tirar tabiques, ampliar algo, azulejos, fontanería y demás, la broma se nos va a más de 3000 euros. Por tanto, tendríamos que pagar con cheque como marca la ley.

El primer escollo es encontrar a un albañil que no nos pida un adelanto de un 25% para comprar los materiales. ¡Ya la hemos cagao que dicen! ¿Cómo coño metemos ese adelanto de dinero para materiales en la factura? Cuando le pago al albañil la factura, éste me factura por el total y se supone que el cheque tendría que coincidir con el total, pero ya he adelantado dinero. Es la pescadilla que se muerde la cola: es imposible.

La primera conclusión es que o bien hacemos dos facturas, una del adelanto de materiales y otra por el resto (y entonces ya estamos incumpliendo la ley) o el gobierno tendría que prestar un servicio de localización de albañiles que no te pidan un adelanto para materiales (obviamente, si el Gobierno no presta ese servicio es porque esos albañiles no existen, como todo el mundo sabe).

Pero bueno, supongamos que doy con un albañil que, por alguna rara conjunción astral, no me pide dinero por adelantado y le pago con un cheque. Mi banco está en una localidad a 300 Km. Puede ir a cobrarlo y perder todo un día en ir y volver o puede ingresarlo en su cuenta bancaria para que el banco le sablee en comisiones lo que quieran cobrarle. Lo más normal es que el albañil te rechace el cheque y te diga por dónde puedes metértelo y no te quede otra que acabar por pagarle en negro, cuando en otros tiempos te hubiese dado factura y cobrado en efectivo.

Una vez visto un simple ejemplo donde, sin profundizar mucho, hemos encontrado dos escollos, vamos a ver algunos ejemplos de cómo las empresas podrían verse obligadas a saltarse la ley a la torera.

Comentamos unos pocos:

– Recurrir al trueque por culpa de la crisis. Aunque no se lo crean y parezca una broma, es una práctica habitual usada entre empresas que mantienen relaciones comerciales. Lo normal es que compres lo que necesitas a los que te compran a ti. De ese modo, quedas bien, haces coincidir clientes con proveedores, y nadie declara un duro, porque al final de trimestre o de año se factura solamente lo que haya de diferencia a favor de una de las partes. ¿O el Gobierno piensa que el trueque se usa sólo para intercambiar guisantes por lentejas? Pues no: también se usa para intercambiar productos y servicios de todo tipo. Por ejemplo, una empresa te lleva la contabilidad gratis a cambio de que le hagas todos los portes con tu furgoneta, o una empresa intercambia sillas con otra empresa que fabrica mesas. Y con la crisis que hay no es nada raro que te paguen en televisores o en maquinaria agrícola porque o aceptas o están a punto de quebrar y no podrán pagarte.

– Sustituir una factura de 6000 € por tres facturas de 2000 €. ¿No se le ha pasado por la cabeza al Gobierno que puede ocurrir, incluso aunque se haga sin intención de defraudar? Hay empresas que exigen facturas separadas porque ellas a su vez facturan separadamente a sus clientes o porque les gusta tener las partidas separadas por algún motivo contable. O una empresa te dice que hagas dos facturas porque te paga una parte ahora y otra el mes que viene porque andan jodidos de liquidez. Los ejemplos son infinitos. La fragmentación de las facturas está a la orden del día, y yo creo que más lo va a estar con la limitación del efectivo y con la crisis que hay. Mejor cobrar en partes que no cobrar porque no pueden o no quieren pagarnos el total de golpe.

– Otra posibilidad es pasar por el banco y sacar el dinero en metálico para acto seguido entregarlo en mano. Nadie te puede preguntar qué has hecho con la pasta, ni si eres cobrador ni si eres pagador. Si os pregunta algún inspector, vale con decirle que somos empresarios y nos gusta dedicar pequeñas partidas de dinero a fundírnoslas en juergas, por ejemplo. ¿Qué pasa? ¿Acaso no podemos hacer lo que queramos con nuestro dinero? Cuando le pregunten al otro responderá que no sabe nada porque ese día también estaba de juerga con el primero y se emborrachó y no recuerda nada y queda cerrado el círculo.

¿De verdad se cree el Gobierno que el chivatazo va a funcionar como no sea por motivos como la venganza, odios, envidias u otros? ¿Los empresarios van a matar sus gallinas de huevos de oro porque al Gobierno le venga bien para recaudar impuestos? Si dos empresas defraudan es porque les interesa y les sale infinitamente más rentable seguir defraudando que ahorrarse una multita de nada si delatan a la otra parte.

Sinceramente, mejor que el chivatazo hubiera funcionado eximir a las empresas de pagar impuestos durante uno dos años a cambio de delatar. Entonces sí que correría la sangre, se llenarían las arcas del estado en dos días y se acababa con la economía sumergida en diez minutos. Eso sí, el país iba a pique, porque el que esté libre de pecado que arroje la primera denuncia.