¿Podemos aprender de las mujeres?

Por mucho que pueda dolerle a algunos, ellas invierten mejor.

Por mucho que pueda dolerle a algunos, ellas invierten mejor.

Siempre me ha gustado intentar enfocarlo todo desde distintos puntos de vista para poder hacerme una mejor idea de la situación real sobre cualquier tema. Hoy me he preguntado: ¿Podemos aprender algo de las mujeres a la hora de invertir?

Mirando retrospectivamente, parece que solamente hay hombres en el mundo de las finanzas y las inversiones. Todos podemos recitar de memoria muchos nombres de famosos inversores o de millonarios mundialmente conocidos, pero… ¿inversoras? ¿millonarias? ¿es que no hay o qué?

Un estudio oficial reciente de la OCDE sobre las mujeres y el dinero encontró que las mujeres tienden a ser menos instruidas financieramente que los hombres y que tienen menos habilidades financieras claves y menor confianza en ellas. Sin embargo, también dicen que las mujeres son mejores administradoras del dinero del hogar, mientras que los hombres se desempeñan mejor en la planificación financiera y las inversiones.

Dicho en otras palabras, la OCDE parece pensar que, a la hora de calcular intereses, qué acciones comprar o demostrar cuánto entienden de diversificación de riesgo, los hombres sacarían mejores notas. A ello se le une el mito o estereotipo de que las mujeres administran la cesta de la compra y los hombres las finanzas.

Todos los hombres que estén leyendo este artículo estarán empezando a hincharse como pavos reales y pensarán “somos los mejores invirtiendo”. Pues bien, lamento desilusionaros. La OCDE no tiene razón y he visto y comprobado que hay numerosos estudios que confirman mi primera suposición cuando me preguntaba si podíamos aprender algo de las mujeres a la hora de invertir. La realidad es esta: “Ellas ganan más que nosotros cuando invierten. Las mujeres invierten mejor”.

Pensando con lógica, no creo que se le tengan que dar mal las finanzas a alguien que maneja la cesta de la compra y que está acostumbrada a ordeñar cada euro para llegar a fin de mes. La persona que sabe administrar calderilla, sabe administrar millones incluso mejor que un rico, porque empezó aprendiendo lo básico. Ganará menos porque no tiene millones para jugar con ellos, pero seguro que sacará más rentabilidad a sus pobres ahorrillos, precisamente por haber aprendido a exprimir cada euro para sacarle el máximo beneficio posible.

Como sin datos parece que lo que se afirma es mentira, voy a poner algunos datos sobre la capacidad inversora de las mujeres. Digital Look, una web financiera, realizó dos estudios en 2001 y 2005 en los que analizaron 100.000 carteras de inversores particulares. Las de las mujeres obtuvieron una rentabilidad media del 18%, las de los hombres se quedaron en un modesto 11% y el mercado, medido a través del índice FTSE, que promedia las 100 mayores empresas del mundo, subió un 13% en el periodo. Vamos, que las mujeres batieron al mercado mientras que a los hombres se les quedó cara de bobos.

Las mujeres mueven menos el dinero, pero lo mueven mejor. Cuando en una familia es la mujer la que administra las inversiones, mueve el dinero un 45% menos que si es el hombre el que lo hace, llegando a moverlo un 67% menos en caso de mujeres solteras.

Las mujeres son más dadas a cortar por lo sano. Uno de los mayores vicios de los malos inversores, y que en las mujeres se da menos, es el de operar en Bolsa mirando al pasado, muchas veces por razones emocionales. Las mujeres no son dadas a quedarse con acciones que han perdido valor para ver si se recuperan con el tiempo ni tampoco se enamoran de acciones de una empresa determinada si dejan de ser rentables.

La encuesta Retirement Confidence Survey realizada en 2007 mostró que las mujeres son más conservadoras en sus inversiones que los hombres. Este aspecto lo confirma un estudio de la firma Yankelovich y Partners, según el cual “el 75 por ciento de las mujeres encuestadas favorecen inversiones seguras incluso si eso implica un retorno mucho menor”.

Las mujeres son más persistentes. Ignites en el año 2006, afirmó que “las mujeres son más abiertas y siguen una estrategia constante a largo plazo en sus inversiones”. Con este punto coincide una investigación de The Business Journal: “Las mujeres como grupo están mucho más orientadas hacia la planificación. Muchas de las características femeninas hacen que las mujeres sean mejores en la planificación financiera a largo plazo”.

Las mujeres piensan más en el futuro. Las estadísticas dicen que las mujeres viven más años que los hombres, y por eso invierten y se preparan para vivir esos 15, 20 o 30 años más que les esperan cuando dejen de trabajar. Además se preocupan mucho más por el bienestar familiar y de los hijos que los hombres. Eso, unido a que estadísticamente ganan menos dinero que los hombres, les hace desarrollar una mayor astucia y buscar más la rentabilidad para poder así conseguir idénticos objetivos que los hombres pero partiendo de menos dinero.

Las mujeres carecen de oportunidades para demostrar su valía en el sector de las inversiones y algunas se desaniman, pero las que tienen la oportunidad de demostrar lo que valen, ganan por goleada: los fondos de inversión dirigidos por mujeres son más rentables, las mujeres gerentes tienen un sólido historial de rentabilidad, las mujeres evalúan los asuntos de negocios con una perspectiva más amplia y de arriba abajo. En el entorno de los negocios, las mujeres se preparan bastante más que los hombres pero hablan menos, son menos bocazas y no necesitan presumir de cuánto llevan ganado.

Los hombres miran más el corto plazo que las mujeres, e inciden en mayores costes y sobre todo en mayores equivocaciones. Además, los hombres pierden más cuando la Bolsa cae y ganan menos cuando la Bolsa sube.

Las mujeres no se cortan a la hora de pedir consejo si lo necesitan. Mientras para el 93% de las mujeres encuestadas es muy importante la confianza en el asesor y poder asegurarse que actúa en interés del cliente en lugar de en suyo propio, esas características de los asesores sólo son importantes para el 83% de los hombres.

Las mujeres son más prudentes al invertir. Según el profesor Harris Poll, en una investigación encargada por el broker americano Charles Schwab, el 48% de las mujeres son muy prudentes sobre la toma de decisiones en sus inversiones, el doble que los hombres. Tan sólo un 52% de las mujeres se consideran seguras de sí mismas sobre las inversiones a realizar, frente al 82% de los hombres. De esta forma, las mujeres invierten y los hombres acaban apostando. Fruto de ello es la búsqueda de valores más seguros en el caso de las inversiones femeninas.

Las mujeres investigan más y planifican mejor las inversiones. Según un estudio de la consultora internacional Goldman Sachs que pasa revista a los hábitos inversores de mujeres y hombres con importantes fortunas, resulta que las horas dedicadas por unos y otros para investigar la calidad de lo que van a comprar es mucho mayor en el caso de las mujeres (19,9 horas al mes) que en los hombres (sólo 9,3 horas al mes).

De acuerdo con un estudio realizado por la empresa NAIC en el 2000, las mujeres son más concienzudas e investigan más el mercado antes de invertir. Otro estudio de CondeNast demuestra que las mujeres dedican un 40 por ciento más de tiempo a investigar fondos de inversión antes de colocar en ellos su dinero.

Un informe del National Savings & Investment, de Londres, pone de relieve, por ejemplo, que el 40% de las mujeres que colocan su dinero en fondos de inversión huyen literalmente de los que invierten únicamente en Bolsa, exactamente el doble que los hombres en igual situación. Además, según los datos recopilados por Digital Look, los fondos en los que invierten las mujeres tienen carteras no sólo más equilibradas, sino más defensivas para tiempos de crisis bursátiles con acciones de sectores como alimentación, bebidas y empresas de ocio.

Por citar algunos ejemplos de pioneras y grandes mujeres y mejores inversoras, puedo citar a Abigail Adams (inversora en bonos gubernamentales), Victoria Woodhull (primera corredora de bolsa), Hetty Green “La bruja de Wall Street”, Isabel Benham (primera socia de una firma de bonos) y Muriel Siebert (reputada analista de bonos). Todas ellas desafiaron las convenciones sociales, lucharon por su libertad financiera y se hicieron un nombre y entraron en la historia de las finanzas. Os invito a indagar un poco más sobre su vida pues es muy interesante.

Después de todos estos datos, ¿sigues pensando que las mujeres sólo valen para hacer la compra? Podemos aprender muchísimo de ellas pues nos proporcionan varias lecciones que son útiles para todos los inversores, y que pueden resumirse en media docena de consejos: “Invertir a largo plazo, con un plan bien definido; no creernos muy listos ni asumir decisiones poco analizadas; no hacer experimentos con el dinero; buscar ayuda profesional adecuada si la necesitamos; no rotar las carteras en exceso; no mirar demasiado habitualmente la cartera de inversión; y no seguir las modas del mercado asiduamente”.

Yo, desde luego, lo tengo claro y por ello invito a todas las inversoras que lo deseen a participar en el blog, comentarme sus ideas de inversión o aportarme sus sugerencias y comentarios. Vuestro particular punto de vista femenino será fundamental y seguro que nos interesará a todos y nos ayudará a mejorar como inversores.