Las reglas que nunca te explicará tu banco

Abordamos en esta ocasión el tema de las reglas que conviene conocer pero que a tu banco no suele interesarle que conozcas.

Abordamos en esta ocasión el tema de las reglas que conviene conocer pero que a tu banco no suele interesarle que conozcas.

Existen una serie de reglas que nunca te explicarán cuando visitas el banco. Desengáñate, los bancos quieren sacarte el dinero, eres uno de sus mejores activos. Con cada cliente ganan dinero ya sea haciéndote préstamos, sableándote con comisiones de todo tipo o vendiéndote la burra con los productos más novedosos (y lucrativos para ellos) como pueden ser las famosas preferentes.

Existen toda una serie de reglas que nunca te explicarán en el banco. Voy a ponerte un ejemplo: ¿Te ha explicado alguna vez tu banco la regla del 72? Casi seguro que no, sería una buena manera de perder clientes.

¿Por qué no explican esas reglas? Muy sencillo: les interesa que tu cultura financiera sea cero o lo más baja y elemental posible.

¿Sabes, por ejemplo, que cuando te ofrecen un 2% por abrir un depósito durante un año ellos utilizan tu dinero para hacer préstamos al, también por ejemplo, 15%? Pero la cosa no acaba ahí, ellos ganan un 13% con esa operación sin contar con la multiplicación del dinero. Del 15% que ellos ganan, te dan a ti un 2% y ellos ganan un 13%. Como ves es un negocio redondo, pero para ellos.

¿Qué tal es el negocio para ti si te dan un 2%? Piensa que de ese 2% que ganas tienes que pagar impuestos con lo que, en realidad, ganas menos del 2%. Pero además piensa en la inflación que suele rondar un 3% anual. Te pagan un 2% de intereses menos impuestos y pierdes un 3% por la inflación… Conclusión: ¡Estás perdiendo dinero!

Ten una cosa muy clara cuando contrates un depósito: cualquier rentabilidad por debajo del 4% anual equivale a perder dinero. ¿Por qué? Muy sencillo. En impuestos pagarás aproximadamente un 1% y la inflación se llevará cerca del 3%. Si sumas 1 más 3 te sale un 4% de perdidas y como te pagan un 4% anual más o menos sales comido por servido y a final de año tendrás el mismo dinero.

Una vez hecha esta introducción, voy a enumerarte las principales reglas que debes conocer y que nunca te explicarán en tu banco:

1. La regla del 72.

¿Cuánto tiempo necesitarás para duplicar tu dinero invertido?

Se trata de un modo muy simple de calcular aproximadamente cuanto tiempo necesita un capital para duplicarse. Es tan sencillo como dividir el número 72 por el tipo de interés que obtenemos por nuestro dinero. La unidad de tiempo que utilicemos para la tasa de rentabilidad será la que apliquemos al resultado.

Basta con dividir el número 72 entre la rentabilidad deseada o esperada y nos dará los años que tardaremos en alcanzar nuestro objetivo. Es decir, si esperamos obtener un 10% anual por nuestras inversiones, el tiempo que tardaremos en duplicar nuestro dinero invertido sería de 7,2 años.

Si lo nuestro son los depósitos a plazo fijo al 5% TAE, tardaríamos en convertir 10.000€ en 20.000€ (72/5 = 14,4)… 14,4 años.

Otros ejemplos:

Si obtenemos un 4 % anual (72 / 4 = 18) Nuestros ahorros tardarán 18 años en duplicarse.

Si obtenemos un 12 % anual (72 / 12 = 6) Nuestros ahorros tardarán 6 años en duplicarse.

Si obtenemos un 8 % mensual (72 / 8 = 9) Nuestros ahorros tardarán 9 meses en duplicarse.

Es importante darse cuenta que, en una inversión a largo plazo, el doble de rentabilidad no significa el doble de intereses, sino muchísimo más.

La regla del 72 puede usarse también a la inversa, para calcular qué tipo de interés necesitaríamos para duplicar nuestro capital en un período de tiempo deseado.

Por ejemplo, si quiero duplicar mis ahorros en 10 años:

(72 / 10 = 7,2) Necesitaré una rentabilidad superior al 7% anual, concretamente un 7,2% anual.

Si te gusta operar en bolsa y de promedio le sueles sacar un 12% a cada operación sabes que aproximadamente cada seis operaciones habrás duplicado tu dinero. Como ves la regla del 72 es muy útil y conviene conocerla.

Por supuesto, este sencillo cálculo no tiene en cuenta los impuestos inherentes a cualquier inversión ni la subida del nivel de precios o la inflación.

Recordemos que la inflación afecta negativamente a la rentabilidad que obtenemos, de manera que para obtener la rentabilidad real que supone para nuestro bolsillo una inversión, deberíamos restar a la tasa de rentabilidad el IPC o inflación correspondiente.

Está claro que las entidades bancarias no educan a sus clientes financieramente, si fuera así, nadie contrataría un depósito al 4% anual, puesto que la rentabilidad final es cero o puede ser incluso negativa, si tenemos en cuenta los impuestos y la inflación.

2. La regla del 115.

Si por el contrario, lo que quieres es triplicar tu inversión, lo que hacemos es coger el número 115 y lo dividimos entre el rendimiento esperado. Si esperamos tener un 10% anual, tardaríamos en triplicar nuestro dinero 11,5 años. Si nuestra plusvalía esperada es de un 5% anual, tardaríamos en triplicar nuestro dinero 23 años.

3. La regla del 70.

Esta regla es muy útil para saber cuánto tardará la propia inflación en reducir a la mitad nuestro dinero. Con la inflación, 1 euro o 1 dólar hoy, dentro de un tiempo tendrá un valor de 50 céntimos o 50 centavos. Basta con dividir el número 70 entre la tasa de inflación esperada. Si esperamos que la inflación crezca a un ritmo de un 3% anual, dividimos 70 entre 3 y nos daría 23,3. En 23 años solo nos quedará la mitad del dinero a no ser que sigamos ahorrando e inyectando nuevo capital y buscando sacar rentabilidades que incrementen el capital. Conviene, como mínimo, sacar un 5 o 6% anual, para que después de pagar impuestos y teniendo en cuenta la inflación estemos seguros de no perder dinero.

Mucha gente, sin cultura financiera y que no se fía de los bancos prefiere meter el dinero bajo el colchón. ¿Hacen bien? Yo creo que no. Si meten 10.000€ debajo del colchón y no los invierten, dentro de 23 años, sería como si tuvieran 5.000€ únicamente.

Obviamente, a las reglas enumeradas anteriormente hay que aplicarles esta regla para hacerlas más reales y exactas.

4. Regla del número 2.

¿Cuánto vale una hora de tu tiempo realmente?

Esta regla es ideal para saber si necesitamos dedicar más horas extra. En la inmensa mayoría de los casos, una vez se calcula esta cifra, nos encontramos con algo verdaderamente deprimente, por lo que debemos rentabilizar al máximo las horas que trabajamos y tratar, por todos los medios, de obtener otros ingresos, aunque sean de otro tipo (ingresos pasivos).

Para aplicar esta regla, cogemos nuestro sueldo anual, quitamos las 3 últimas cifras y dividimos entre 2. La cifra resultante es lo que ganamos por hora (suponiendo una jornada de 40 horas semanales). Es decir, si ganamos 40.000€ anuales, quitamos los 3 ceros y dividimos entre 2. Ganamos 20€ por hora de trabajo. Si por el contrario, nuestro sueldo es de 15.000€ al año, ganaríamos 7,5€ por hora.

El gran problema que tenemos casi todos es que no sacamos las cuentas reales. Muchos trabajamos más de 40 horas a la semana a las que hay que sumar el tiempo de ida y vuelta del trabajo, descontar de nuestro sueldo anual los gastos de transporte, etc. Al final un alto porcentaje de la población gana una media de 3 euros por hora, y claro, así nadie se hace rico. Si tus ingresos por hora son bajos, te recomiendo desesperadamente que busques conseguir todos los ingresos pasivos que puedas para vivir lo más desahogadamente posible.

5. Regla del número 120.

También se la conoce como la regla de oro de las finanzas personales. Esta regla es utilizada por los mejores asesores financieros de todo el mundo, y nos indica según la edad, la cantidad de dinero que conviene tener invertida en acciones y cuánto conviene tener invertido en renta fija. Es una regla muy fácil de aplicar, basta restar tu edad al número 120. El resultado es el porcentaje de capital que debes destinar a renta variable.

Por ejemplo, si tienes 50 años, la cantidad que debes tener en renta variable (acciones) sería de un 70% y el otro 30% debieras tenerlo invertido en renta fija. Curiosamente, si tienes 20 años, la cantidad que debes tener en acciones sería de un 100% según esta regla. Ello se debe a que cuando una persona es joven, es cuando debe asumir más riesgos con respecto a las inversiones, ya que en caso de fallar, se da por hecho de que tendrá tiempo de recuperarse y aprender. Por el contrario, si eres abuelo, te conviene tener casi todo el dinero invertido en renta fija porque mejor es ganar un 2 o 3% al año que perderlo todo invirtiendo en renta variable. Piensa que, por mucho que nos duela, cuando nos hacemos mayores ya no tenemos las oportunidades de recuperarnos económicamente como cuando éramos jóvenes.

Afortunadamente la experiencia y la sabiduría que nos da la edad, y una buena cultura financiera nos ayudan a superar obstáculos que no nos importaría haber tenido que superar cuando éramos jóvenes.

6. Regla del banco no es tu amigo.

Te lo decía al principio, pero te lo repito ahora, el banco no es tu amigo. Piensa que cualquier cosa que te ofrezcan te la ofrecen porque les interesa ofrecértela. El negocio del banco es ganar dinero para ellos, no regalarte dinero a ti por tu cara bonita.

7. Última regla, y fundamental: Edúcate financieramente hablando.

La mejor forma de ganar dinero y no perderlo es tener la máxima educación financiera posible. Así aprenderás a saber en todo momento lo que te conviene. No te lances a invertir a loco sin saber en lo que inviertes. Estudia, aprende, analiza, sé crítico al leer información económica, no te fíes de nadie en los negocios, aprende a echar cuentas teniendo en cuenta todas las variables, estudia muy bien nuevos productos antes de invertir en ellos (futuros, materias primas, forex, fondos de inversión, depósitos, etc.) No te apalanques si tienes la más mínima duda, etc.

Solo con educación financiera podrás, si no hacerte rico, al menos crearte un colchoncito financiero que te permita vivir mejor y con menos preocupaciones. Nunca dejes de aprender, cada hora que dediques a educarte financieramente será como meter dinero en tu bolsillo y, a la larga, tu rentabilidad subirá como la espuma. Sin educación financiera, puedes tener suerte, pero lo más seguro será que acabes perdiendo. Aprender es como correr una carrera de fondo, al principio los más rápidos te pasan como balas, pero a medida que vas aprendiendo y va desarrollándose la carrera, empezarás a pasar a corredores que se han quedado en la cuneta y que han perdido todos sus ahorros por no haberse sabido formar financieramente y no haber tenido paciencia y resistencia para llegar a la meta.

Espero que estas reglas te sean de utilidad. Si conoces alguna otra regla que me haya dejado en el tintero no dudes en compartirla con todos nosotros.